Las dos enfermedades de los tejidos blandos bucales más comunes son la gingivitis y la periodontitis. Es por este motivo que se recomienda una adecuada prevención a través de una higiene correcta por parte del paciente y un seguimiento profesional.
Ambas pueden tener relación con enfermedades como la diabetes o afecciones cardíacas.
En general, la gingivitis está causada por la placa bacteriana y puede agravarse por determinadas circunstancias, como el embarazo, erupción de piezas dentarias, medicamentos, pubertad, menopausia, cambios hormonales, etc. Se caracteriza por presentar sangrado, hinchazón y rojez de la encía. Está producida por diferentes microorganismos, comunes en pacientes mal nutridos, tabaquismo, mala higiene oral y pacientes con alteraciones psíquicas. El paciente en muchas ocasiones puede notar mal aliento o mal sabor de boca.
La gingivitis es una enfermedad de la encía que es reversible, relativamente fácil de solucionar con higienes por parte del profesional -con la frecuencia que éste estime oportuno- y con una muy buena técnica de higiene bucal por parte del paciente, al que se le instruye en la clínica dental en caso de considerarse oportuno.
Es imprescindible tratar a tiempo los síntomas de la gingivitis para que no se produzca pérdida ósea y retracción de la encía, dando lugar a la separación y la posible pérdida de los dientes (es lo que denominamos entonces periodontitis).
El tabaquismo suele enmascarar el sangrado de las encías, pudiendo subestimar la presencia de enfermedad periodontal.
La periodontitis, como hemos comentado ya, es la retracción tanto de la encía como del hueso que soporta el diente. Además de la atrofia de la encía, podemos observar sangrado, halitosis, abscesos, fístulas, movilidad y separación de las piezas dentarias.
La periodontitis es una enfermedad de la encía irreversible. Es decir, la pérdida del soporte del diente no se recupera. No obstante, se puede frenar con la realización de raspados y alisados radiculares, que consisten en la eliminación del cálculo que se acumula por debajo de la encía con técnicas manuales.
Al eliminar este sarro, conseguimos que la pérdida de hueso y de encía se estabilice (la pérdida de encía puede llegar a recuperarse mediante técnicas quirúrgicas). La frecuencia de la realización de dicha técnica dependerá del criterio del odontólogo, según la higiene por parte del propio paciente y sus factores de riesgo.
Aconsejamos evitar el consumo de tabaco y sustancias tóxicas. También es importante no utilizar enjuagues bucales que contengan alcohol, ya que a largo plazo son irritantes de los tejidos blandos.