Es la enfermedad dental por excelencia en cualquier edad. Aparece por el consumo de azúcares (biberón, dulces como zumos, golosinas, etc.) y un mal cepillado. Pueden detectarse como manchas o agujeros de color más oscuro que alteran la estructura del diente. En un estado avanzado pueden provocar problemas que involucren el nervio del diente (sea de leche o definitivo) causando dolor, infección e incluso la pérdida de piezas.
Los padres deben limpiar las encías del bebé con una gasa húmeda para evitar que aparezcan caries nada más salir los dientes. Hasta la edad de los 3 años y desde la salida de los primeros dientes, debería utilizarse un cepillo de dientes infantil con una cantidad pequeña de pasta fluorada.
Es importante saber que los dientes de leche sirven para mantener la oclusión, para masticar e incluso tienen un papel estético en los niños. Si perdemos estos dientes temporales es común desarrollar malposiciones dentales porque los demás se mueven intentando cerrar de forma incorrecta estos espacios.
La caries también se desarrolla entre los dientes, por eso es imprescindible la utilización, por parte de los padres, del hilo dental.
La inflamación de las encías suele relacionarse con los pacientes adultos pero alrededor de un 50% de niños tiende a presentar gingivitis. Ocurre a causa de un acúmulo de placa bacteriana por un cepillado incorrecto.
Es importante supervisar el cepillado (e incluso cepillar a los niños hasta los 6 años) y repasarlo, si es preciso.
Cabe decir que cuando erupcionan los dientes, los niños tienden a no cepillar correctamente la zona porque puede ser molesto debido a el movimiento de los dientes de leche y el crecimiento de los definitivos.
La gingivitis se puede detectar por la inflamación, enrojecimiento e incluso sangrado de las encías.
Aunque los conocidos brackets no se colocan hasta aproximadamente los 13 años, cuando ya han erupcionado todos los dientes definitivos, podemos detectar problemas en la forma de ocluir en edades más tempranas que podemos corregir con otro tipo de aparatología.
Los traumatismos, el desarrollo desigual de los maxilares, el uso de chupetes o hábitos cómo chuparse el dedo pueden producir problemas en la posición de los dientes.
Es importante detectar estos problemas y abordarlos cuanto antes a fin de solucionar los futuros problemas que esto puede provocar.
Suelen ocurrir cuando empiezan a caminar y posteriormente asociados a la práctica de deportes o juegos. Es importante acudir al dentista ya que pueden acarrear roturas o pérdida de dientes, heridas en los tejidos blandos (labios, frenillos, encías…) e incluso el hueso que soporta los dientes. Aunque parezca un golpe sin trascendencia es prioritario acudir al dentista para comprobar que todo está correcto.
Lo más importante es la prevención y es primordial inculcar en los pequeños unos buenos hábitos: enseñarles a cepillarse los dientes, utilizar el hilo dental y el flúor.
Es importante hacer una revisión, mínimo, cada 6 meses a partir de los 4 años a fin de ir controlando que todo está correcto.
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